Es tiempo de empezar a cuestionar la existencia de la policía


Desde que empezaron con la formación de las primera ciudades, lxs que las gobernaban tuvieron necesariamente que crear fuerzas represivas que vigilen sus dominios ante ataques externos de lxs que reclamaban por lo que estos grupos de Poder les quiataban en el campo donde vivían, y contra ataques internos de lxs que estaban disconformes con esos gobiernos o reynados o imperios. Total la historia de la civilización y sus ciudades y demás dominios siempre se ha regido entre gobernantes y gobernadxs. El asunto es que la derecha ama a la policía porque para ellxs sí se comportan como servidorxs que garantizan el bien de sus dominios y privilegios. Mientras por otro lado, el problema es que su supuesto adversario la izquierda, no va por la abolición de la policía porque es sería ir en contra de la guardianía de sus dominios cuando llegue al Poder. La abolición de la policía es un paso necesario para una vida en completa libertad, encontrar otras vías de convivencia equilibrada y de respeto es otro gran paso para no depender eternamente de la existencia de la policía. De hecho ya comunidades nativas han vivido ancestralmente sin esa institución policial ni su lógica. Hoy en varias de esas comunidades se van insertando esas lógicas y prácticas, como parte del proceso civilizatorio del sistema, y hacen más dificil nuestro camino.

Para lograr más propuestas y conclusiones demos un repaso histórico a lo que fueron unas de las primeras fuerzas policiales en el mundo.


Historia de la policía: origen y evolución

Una llamada al cuerpo de policía y acuden en nuestra ayuda, parece algo fácil, pero no siempre ha sido así de sencillo. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de la policía, su origen, quién la inventó y como ha sido su evolución con el tiempo.

Origen de la policía

La policía moderna pudo tener dos posibles orígenes. Se dice que fueron Luis XIV y su primer ministro Colbert, quienes dieron lugar al primer cuerpo de policía moderno, con la creación en 1667 de la figura del lieutenant générál, encargado de la seguridad de la ciudad. Es más probable, sin embargo, que la primera policía moderna fuera la Santa Hermandad.

Creada en España en 1476 con la finalidad de mantener la paz en los caminos y perseguir a los delincuentes por todo el reino. Pese a ello, su autoridad no alcanzaba al interior de las ciudades, donde había otros fueros y otras leyes, de ahí que pudiera considerarse un precedente de la Guardia Civil.

Fueron los Reyes Católicos quienes, en las Cortes de Madrigal, dieron lugar a la creación de este cuerpo cuya finalidad incluía asegurar el poder real. La Santa Hermandad llegó a estar formada por unos dos mil hombres armados que se distinguían por llevar las mangas verdes, de ahí la expresión “a buenas horas, mangas verdes”, para decir que alguien llega cuando ya todo ha pasado.

La palabra policía procede del griego polietia, de polis, y hace mención a todo lo relacionado con la vida en la ciudad.

Quién inventó la policía

Si deseas saber quién es el inventor de la policía, debes saber que no se sabe con certeza ni se puede asignar a una persona en concreto.

Sus inicios se remontan a miles de años en el tiempo. La primera constancia de algo parecido a un cuerpo de policía la obtenemos de los tiempos del Egipto faraónico, hace unos 4.000 años, en la cual existían grupos organizados por el faraón dedicados a perseguir y castigar ciertos delitos.

Evolución de la policía

En el antiguo Egipto existían ya muchas clases de policías (o cuerpos de seguridad), destinados algunos por ejemplo, a luchar contra la profanación de tumbas, y había una serie de castigos establecidos según el delito.

En antigua China, durante la dinastía Shang existe un cuerpo de policía bien organizado que informa a los jueces. En la Grecia clásica, se crea la figura del custodio de la ley, y su mantenimiento se encarga a un grupo de trescientos esclavos escitas, que vigilan, detienen y conducen a los prisioneros. En Roma, bajo el gobierno de César Augusto, el orden lo mantienen siete escuadras de una especie de guardia pretoriana de mil hombres cada una.

Durante la Edad Media, el orden depende de cada señor feudal, pero éste nombra a una especie de alguacil a su servicio que se encarga de mantener el orden de una forma dictatorial. Sólo Clotario II, en Francia, emite un edicto en el año 615 con el fin de que se organicen las fuerzas vivas del país para luchar contra la delincuencia.

Los cuerpos de seguridad personales al servicio de los diferentes nobles, se solapan en las grandes ciudades, donde no son raras las confrontaciones. En París, la ciudad más grande y peligrosa de Europa en el siglo XVII, el rey Luis XIV (el rey Sol) decide unificar el cuerpo de policía bajo un mando único, con la finalidad de asegurar la paz.

El primer responsable de este cuerpo fue Gabriel Nicolás de Reyne, que nombró a 44 comisarios, asistidos desde 1709 por inspectores de policía.

En 1804, Joseph Fouché, ministro de la policía de Napoleón Bonaparte, crea la Prefectura de París y reorganiza las fuerzas policiales de todas las ciudades francesas de más de cinco mil habitantes, pero era poco más que un servicio secreto al servicio del Estado. En 1829, se vuelve a reorganizar y la policía de París se convierte en la primera policia uniformada de la historia.

Se les llama sergents de vílle, cuya traducción es “agente de policía”. Ese mismo año se crea Scotland Yard, la policía de Londres. La primera policía inglesa fue la policía del Támesis (Marine Pólice Forcé), creada en 1798 para controlar el tráfico fluvial por el río que atravesaba la ciudad. Aunque desde 1663, existe una vigilancia nocturna de las calles londinenses y desde 1790 las brigadas independientes poseen un estatuto propio.

En América del Norte, la primera policía es la Toronto Pólice de Canadá, en 1834, seguida por las policías de Montreal y Quebec, creadas en 1838, y la primera policía de Estados Unidos, la de Boston, creada en 1838, seguida de New York en 1844 y Filadelfia en 1854.

En España, se crea la Policía General del Reino por decreto del rey Fernando VI en 1824, con una superintendencia, y en el caso de Madrid, con varias comisarías. Después de varias aboliciones y reapariciones, en 1877, la policía de toda España pasa a depender del Ministerio de Gobernación.

Como curiosidad, el escritor George Simenon (1903-1989), dio vida en 1931, al comisario Maigret, de la policía judicial francesa, protagonista de 78 novelas hasta el año 1972.

Cuando Simenon empezó a escribir novelas policíacas en 1929, la propia policía francesa le llamó para enseñarle cómo funcionaba de verdad el cuerpo y darle un mayor realismo a sus historias. Del mismo modo, existen multitud de películas policíacas.

Historia de la policía en América Latina

En América Latina, un régimen parecido al de la policía existe desde el siglo XVI. En 1500, existe la figura de los calpullec, encargados de la seguridad de los barrios y de los mercados, y en cuanto se establecen los españoles, se crea la figura del alguacil en ciudad de México, que desde 1531, tienen permiso para detener a los delincuentes.

En 1722, en México se crea un cuerpo policial denominado La Acordada. En 1789, se crea la Policía de Seguridad y Ornato, que además se encarga de mantener el buen aspecto de la ciudad. Desde entonces, se han producido notables cambios.

La historia de la policía bonaerense se inicia en 1580, y adquiere su forma moderna en 1880. En 2007, no dejan de efectuarse depuraciones en la policía federal mexicana por corrupción, relacionada con el narcotráfico que sigue el camino de este país en dirección a los EE.UU.

Historia de la policía resumen

Si quieres conocerla rápidamente, a continuación puedes encontrar una breve historia de la policía resumida en forma cronológica. De este modo no te perderás ningún acontecimiento importante de este cuerpo de seguridad:

  • Año 1254: en París se crea la figura del chevaber du guet, un cuerpo de 25 policías montados encargados de vigilar la ciudad por la noche.
  • Año 1337: en Francia se crea un cuerpo de gendar­mes (militar) al servicio del constable de Francia, que en aquel momento era Raúl de Bíenne, bajo el gobierno de Felipe VI, de Francia. Desde 1536, sus funciones son muy parecidas a las de la Santa Hermandad española, pues se encargarán de la seguridad en los caminos. En 1626, este cuerpo adopta el nombre de marechaussée. Y, sus agentes serán los prebostes del mariscal (marechaux), que se organizan en brigadas a partir de 1720. Serán el antecedente de la gendarmerie francesa.
  • Año 1476: se crea en España la Santa Hermandad. Su finalidad es mantener la paz en los caminos, pero no tiene autoridad en el interior de las ciudades. Los árabes habían creado en el siglo VIII, en España, las hermandades, cuya misión era mantener el orden y perseguir a los delincuentes. En las cuales se inspiraron los castellanos para constituir fa Santa Hermandad.
  • Año 1667: el primer ministro de Luis XIV, Colbert, crea la figura del lieutenant général en París y da forma a la primera policía ciudadana.
  • Año 1669: el sistema policial de París se implanta en todas las ciudades francesas, de más de 5.000 habitantes.
  • Año 1709: aparece la figura del inspector de policía en París, para respaldar a los 44 comisarios.
  • Año 1799: en Inglaterra aparece la Marine Pólice, primera policía británica, para vigilar el río.
  • Año 1804: Joseph Fouché, nuevo ministro de policía, se hace cargo de la Prefectura de París, creada por Napoleón Bonaparte en 1800. Y, reorganiza la policía francesa convirtiéndola en el servicio secreto.
  • Año 1814: Femando VII, dispone en España, que las tropas del ejército se hagan cargo del bandolerismo y la delincuencia en todo el país.
  • Año 1824: se crea en España la Policía General del Reino, por decreto del rey Fernando Vil.
  • Año 1829: nueva reorganización de la policía parisi­na, que se convierte en la primera policía uniformada de la historia, con tricornio. Ese mismo año, nace Scotland Yard, primer cuerpo de policía de Londres.
  • Año 1834: primera policía de Norteamérica, la Toronto Pólice, de Canadá,
  • Año 1844: el Duque de Ahumada, por encargo del mariscal de campo Rafael María Narváez, crea el Cuerpo de la Guardia Civil española.
  • Año 1860: primera mención de los mozos de escua­dra en Cataluña, aunque desaparecerán y aparecerán varias veces hasta su establecimiento en 1950.
  • Año 1870: Alphonse Bertillon funda en París el primer laboratorio de policía científica, de identificación criminal e inventa la antropometría judicial. Según la cual cada individuo tiene catorce medidas en el cuerpo que en conjunto no se pueden repetir en otra persona. Aunque en realidad bastaría con las huellas digitales.
  • Año 1883: abre en París la primera escuela de policía del mundo.

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Los policías del antiguo Egipto: duros y corruptos

Patrullas fronterizas, vigilantes de la necrópolis real o policías locales se ocupaban de mantener el orden en el país del Nilo

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Bastonazos para el infractor

Los castigos físicos eran muy habituales en el antiguo Egipto, y podían ir desde los azotes hasta las mutilaciones o la muerte. Un ejemplo se encuentra en esta escena de la tumba del escriba Menna, que vivió bajo el reinado de Tutmosis IV.

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Perros policía

Dos perros de tipo podenco en la mastaba de Mereruka en Saqqara. Dinastía VI.

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Persiguiendo al ladrón

Este relieve de una tumba de Saqqara, de la dinastía V, muestra a un babuino atrapando a un ladrón que huye. Museo Egipcio, El Cairo.

Del mismo modo que los faraones no dispusieron de un ejército estable al menos hasta el Imperio Nuevo, tampoco contaron con un cuerpo de policía organizado. Las labores de mantenimiento del orden estaban repartidas entre diversas instancias, según el lugar de que se tratase. En la corte, los soberanos contaban con un cuerpo propio de guardaespaldas, pero, en cambio, la vigilancia del harén real –la residencia de las mujeres de la familia real y de sus vástagos– estaba encomendada a un grupo de hombres conocidos como sasha.

Fuera de la corte, la seguridad estaba en manos de funcionarios que operaban a una escala local, pagados por el Estado para cumplir misiones específicas. Éste era el caso de la ciudad de los constructores de las pirámides, al sur de Gizeh. Allí observamos que dos de sus calles parecen contar en un extremo con casas destinadas a vigilantes, encargados de controlar las idas y venidas y hacer sentir el dominio del faraón sobre los trabajadores. En la entrada de los talleres reales, que trabajaban para el Estado, había también vigilantes a modo de porteros-policías, los cuales, según la Sátira de los oficios, un texto que data del Imperio Nuevo, se dejaban sobornar por los artesanos que deseaban salir del recinto para tomarse un descanso.

Guardias en el mercado

Otro grupo de policías del faraón era el de los llamados sa-per, que acompañaban a los recaudadores de impuestos cuando estos acudían, cada dos años, a cobrar el famoso «recuento del ganado». Con sus bastones y su fuerza física los sa-per acogotaban a los campesinos ante los escribas para que declararan sus ganancias, además de apalear a los recalcitrantes o a quienes se mostraban incapaces de pagar. Es una imagen que vemos reflejada en muchas tumbas.
En los poblados existía asimismo una especie de policía local encargada de mantener el orden los días de mercado. Para ello se servían de un instrumento de intimidación muy curioso, tal como vemos representado en la decoración de la mastaba de Niakhnum y Knumhotep (dinastía V). En una de las escenas, dos personas se pasean por el mercado local y cada una lleva un babuino sujeto con una correa. En principio podrían parecer dos hombres y sus mascotas, pero si nos fijamos vemos que, mientras uno de los simios coge una fruta de un cesto, el otro se ha lanzado contra la pierna de un amigo de lo ajeno que se marchaba con algo que no había pagado. ¡Monos policías! No eran los únicos animales utilizados para patrullar, pues también se usaban perros.

Seguridad en las fronteras

Los faraones tenían también fuerzas de seguridad en las zonas fronterizas, que se encargaban no sólo de la defensa militar, sino también de impedir la entrada de «inmigrantes». Esto fue así sobre todo en Nubia, donde se construyeron una serie de fuertes con soldados-policías encargados de «impedir que ningún negro pueda cruzarla [la frontera], por agua o por tierra, con un barco, o rebaño de los negros; excepto un negro que venga a comerciar en Iken [Mirgissa] o con un mensaje. Todas las cosas buenas deben ser hechas con ellos, pero sin permitir que un barco de negros pase por Heh [¿Semna?], yendo corriente abajo, para siempre», como informa una estela de Sesostris III en Semna. Se conservan informes de los comandantes de los puestos, los Despachos de Semna, en los que se detallan los resultados del trabajo policial: «Encontramos el rastro de 32 hombres y tres burros…».

También había patrullas fronterizas en el desierto líbico, por donde deambulaban grupos de beduinos que realizaban incursiones hasta el Nilo desde el Primer Período Intermedio. Para evitarlo, a partir del Imperio Medio recorrieron el desierto grupos de hombres llamados nuu, que viajaban acompañados por perros especialmente adiestrados en labores de detección.

Guardianes de tumbas

Quizás el cuerpo de policía más evolucionado que hubo en el antiguo Egipto fue el de los medjay. Se trataba de mercenarios que habían intervenido al servicio de los reyes de Tebas en las luchas contra los invasores hicsos por el control del país. En el Imperio Antiguo eran nubios procedentes de una región al este de la segunda catarata, mientras que más tarde, en el Imperio Medio, aparecen definidos como nómadas del desierto. En todo caso, sus buenos oficios en la expulsión de los «reyes de pueblos extranjeros» (los hicsos) hicieron que el faraón los convirtiera en un cuerpo de soldados-policías. Además de patrullar el desierto, también protegían el Valle de los Reyes y otras zonas de especial relevancia para el soberano.
En el caso del Valle de los Reyes, no conocemos con exactitud los métodos de vigilancia que aplicaban los medjay: podían ser patrullas nocturnas a ciertas horas, o bien recorridos por la cima del acantilado, controlando desde arriba lo que pasaba. Pero no hay duda de que esa vigilancia tenía muchas lagunas. Así lo muestra el caso de la tumba de Tutankhamón, que fue saqueada dos veces al poco de ser enterrado en ella el faraón. En la primera ocasión los ladrones se llevaron de forma apresurada aceites, ungüentos, joyas pequeñas, quizá los papiros… Descubierto el latrocinio durante las horas de luz, los cacos se atrevieron a repetir la hazaña poco después, aunque esta vez parece que fueron sorprendidos con las manos en la masa y la tumba quedó sellada, hasta que el británico Howard Carter la descubrió en 1922.

Cárceles y condenas

Los policías arrestaban a los delincuentes, pero no parece que hubiera calabozos para mantenerlos a la espera del juicio; simplemente se los encerraba en una habitación que estuviera disponible. Éste era al menos el caso de los acusados de delitos menores, como hurtos o actos de violencia, los más habituales. En cambio, para los delitos más graves sí están documentados los centros de reclusión. Una de las infracciones más castigadas por el Estado era la de no realizar la azofra, el trabajo obligatorio debido al faraón. El control de estas prestaciones laborales era muy estricto, pues existían listas de los habitantes de cada poblado y de las tareas que se les encomendaban. Durante el Imperio Medio, los fugitivos eran enviados a unos centros de reclusión llamados heneret, que servían como cárcel además de ocuparse de regular y llevar a cabo las tareas de la azofra. La policía del faraón tenía la potestad de encerrar en ellos como rehenes a los familiares del fugitivo, que sólo eran liberados cuando éste aparecía y cumplía sus horas. Este tipo de cárcel tuvo larga vida, pues en el Imperio Nuevo la encontramos convertida en itehu.
Los delitos realmente graves, como el asesinato, recibían otro tipo de tratamiento, que implicaba no sólo la mutilación de la nariz y las orejas, sino el envío del criminal a centros de trabajos forzados en el extranjero o en los límites de Egipto. Allí realizaban trabajos realmente ingratos y peligrosos como extraer piedras de las canteras, picar en minas o servir en tareas relacionadas con el ejército. La mera existencia de estos centros de reclusión es una clara evidencia de que, cuando la necesitaba, el faraón disponía de una fuerza de seguridad capaz de hacer cumplir sus designios, aunque su presencia en la documentación resulte a menudo muy tenue.

https ://historia.nationalgeographic.com.es/a/policias-antiguo-egipto-duros-y-corruptos_8436